La historia de Juana
Juana Reyes Bocanegra y su familia viven en La Luz, una comunidad rural situada en una zona aislada entre San Miguel de Allende y Dolores Hidalgo. Juana, que nació y creció ahí, está consciente de la enorme lucha que han tenido que librar todos los miembros de la comunidad por tener acceso a un suministro de agua que es cada vez más escaso.
En 2004 finalmente se perforó un pozo cerca de La Luz que da servicio a 8 o 9 comunidades pequeñas. Las cosas mejoraron durante un rato pero con el tiempo, y a medida que la población crecía, el pozo proporcionó menos agua. Hoy en día el acceso al agua es esporádico en el mejor de los casos. A veces solo hay agua dos o tres horas al día pero que nunca llega en un horario establecido. "Si estás en tu casa cuando llega el agua, puedes recolectarla, pero si [no estás en casa], pasas todo el día sin agua", dice Juana.
Con el pasar de los años, Juana se ha convertido en una experta en el manejo del agua de su familia, pero, a pesar de sus estrictos controles y su capacidad para reciclar toda el agua posible, la familia sigue luchando por tener suficiente agua para beber, cocinar, lavar y bañarse.
Un proyecto escolar se convierte en una oportunidad única.
Dada la historia familiar de lucha por tener agua, Andrea, una de las hijas de Juana, estaba emocionada de participar en un proyecto de captación de agua de lluvia que Caminos de Agua coordinó en el bachillerato al que asiste. Al final del proyecto, y cuando se dio a conocer la situación de escasez de agua en que se encontraba su familia, se les dio la oportunidad de colaborar con Caminos de Agua para construir un sistema de captación de agua de lluvia para su hogar.
Sin duda, esta oportunidad va a hacer un gran cambio en la vida de Juana y su familia. Al capturar y almacenar el agua limpia y saludable que la misma naturaleza nos proporciona podrán cubrir las necesidades totales de agua de la familia para todo un año.
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El Coronavirus lo cambia todo.
Con la llegada del COVID-19 Juana y su familia tendrán que lavarse las manos muchas veces al día, deberán lavar todas las superficies con frecuencia y limpiar todo lo que entre en su casa. El reto es que deben hacer todo esto al mismo tiempo en que deben mantenerse hidratados y cuidan de cubrir sus necesidades normales de agua.
En este momento, Caminos de Agua está trabajando lo más rápido posible con Juana su familia y otras 10 familias de la región para terminar la construcción de sistemas de captación de agua de lluvia. Con estos sistemas las familias tendrán un nuevo suministro de agua adicional que marcará la diferencia crítica entre estar en una situación de riesgo y poder tomar las medidas necesarias de higiene para minimizar la amenaza de infección del Coronavirus.
Ahora mismo en Caminos de Agua tenemos muy clara cuál es nuestra misión.
Si bien tenemos que ser cuidadosos y encontrar formas de trabajar que aseguren la protección de nuestro personal y el de las personas con las que trabajamos en las comunidades rurales, este es un momento en el que no tenemos más remedio que enfrentar a la situación y poder así tener un mayor impacto.
Previo a la llegada del Coronavirus ya había miles de personas en nuestra región afectadas por la disminución de los suministros de agua y el incremento de la contaminación de la misma. Ahora, para tener una oportunidad de combatir al virus, muchas de estas comunidades necesitarán aún más agua segura y limpia y tendrán que aprender nuevas estrategias para poder minimizar la propagación del virus con una cantidad limitada de agua a la brevedad posible.
Para lograrlo seguimos trabajando en las comunidades en las que tenemos proyectos en marcha y al mismo tiempo estamos encontrando formas de aumentar la disponibilidad y acceso al agua en otras comunidades. Nos estamos movilizando para elaborar nuevos programas educativos enfocados a la realidad de comunidades que sufren de tener agua contaminada y de un acceso extremadamente limitado a la misma.