San Miguel de Allende, Gto. El problema de consumir agua extraída a más de doscientos metros de profundidad, sigue ocasionando problemas en la salud de los habitantes del norte de Guanajuato, con padecimientos como la fluorosis dental, insuficiencia renal y de otros tipos más severos.
Este lunes estuvieron en el programa Revista Informativa de la Una, Plácida Luna, habitante y exencargada del suministro del agua en la comunidad Agustín González, en San Miguel de Allende, así como con la arqueóloga Rosana Quiroz, coordinadora del museo prehispánico en la comunidad y Mario Hernández, director del Charco del Ingenio.
Estos activistas han logrado un trabajo comunal importante luego de que expusieron la magnitud de la problemática en la comunidad de Agustín Gonzalez, donde se registra el mayor número de casos de fluorosis dental.
Pero no es el único caso: hay muchos más a todo lo largo y ancho de la Cuenca de la Independencia, acuífero que abarca siete municipios del norte y noreste del Estado.
La extracción indiscriminada de agua utilizada para las agroindustrias ha provocado, afirman, que se esté consumiendo agua con minerales tóxico para la salud de los seres vivos.La comunidad Agustín González cuenta con un pozo donde extraen el agua a más de doscientos metros (de profundidad) y según estudios realizados por la asociación civil Caminos de Agua, determinan que los niveles de flúor y arsénico están por arriba de los permitidos por la Norma Oficial Mexicana, lo que ha ocasionado que en la actualidad los niños y jóvenes de la comunidad tengan sus dientes manchados o amarillos.
Agustín Gonzalez es una comunidad con alrededor de 500 habitantes y todos sus niños y jóvenes tienen el problema de flourosis dental. Se encuentra cercana a la presa Allende, donde sus comunidades vecinas también presentan el mismo problema.
Esto sería lo visible del problema ya que también se presume que existen inicios de la fluorosis esquelética que se manifiesta con dolor en los huesos y la fluorosis neuronal, que impide un aprendizaje eficaz en los niños de edad escolar, todo esto sin que autoridades de salud, ni de ningún nivel de gobierno haya manifestado interés en revisar esta problemática, de ahí que sea la propia sociedad la que se esté organizando para buscar respuestas.